Después de una larga recorrida durante estos meses sobre las tecnologías aplicadas a la educación, su utilidad y su aprovechamiento me surgen distintos planteos. Por un lado me sorprendo cada vez más con las distintas opciones, algunas muy creativas, para poder mejorar las estrategias de enseñanza. Pasando por los simuladores como USINA, las presentaciones en Presi y hasta los videos instructivos, que son una de las formas mas antiguas de tecnología para la enseñanza, creo que nos incentiva a nosotros los docentes a innovar en las mejores técnicas para llegar a los alumnos y transmitirles, o mejor dicho, enseñarles lo que necesitan aprender. No obstante, creo que hay que tener mucho cuidado en el uso de las tecnologías. Como alumno que aún soy, noto a veces que menos es más. Muchos podrán no estar de acuerdo, sobre todo pensando en los estigmas que se tienen de los alumnos universitarios de hoy, donde se cree que si no hay "efectos especiales" en una clase no se consigue su atención. Hablando con pares que se encuentran cursando conmigo una carrera de grado, algunos más chicos otros más grandes que yo, llego a una conclusión que me genera un conflicto en el uso de las tecnologías. Veo en estos alumnos universitarios que no hay nada que los cautive más que tener a un profesional de la carrera que eligieron hablarles de su profesión dentro de la materia que están cursando, relacionando el por qué de los temas que se ven en esa materia con la misma práctica profesional, dandole como un sentido a todo sin contar con más que la palabra y una tiza o un marcador. Entonces pienso, dónde es que entran las tecnologías? Quien no ha presenciado una clase en power point o un video informativo en una materia y le resulto extremadamente engorroso, o tener que realizar una actividad interactiva virtual sólo por el hecho de la "obligación" para aprobar sin que esta sea un aporte que enrriquezca la profesión. Hablaré un poco mas de esto en otra entrada, creo que las herramientas tecnológicas aplicadas a la educación son un material muy explotable pero como todo recurso, si se explota mal se mal gasta. Lo que nos toca como docentes es encontrarles la vuelta... Podremos?
Martín Menafra
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